El ascensor, por sus dimensiones, por lo cotidiano y común de su uso y por las situaciones que se pueden generar, es una herramienta versátil en el teatro que puede ser utilizada para crear tensión, simbolismo y oportunidades dramáticas únicas que enriquecen la experiencia de la audiencia. Se trata de un espacio idóneo para ser llevado a las representaciones teatrales más diversas por su valor real o como metáfora del cambio y transformación. Al subir o bajar, los personajes pueden experimentar una evolución en sus vidas, ya sea a nivel físico, emocional o simbólico. También es ideal para crear tensión y suspense, encuentros inesperados, un confinamiento en un espacio reducido y claustrofóbico.

El ascensor, una obra divertida

Una obra de tetro titulada “El ascensor” pone de moda un elevador como escenario de una comedia muy divertida y a la vez llena de realidad que está de moda. Se trata de un episodio en el que un apagón eléctrico deja sin energía los motores del ascensor y los dos protagonistas se ven obligados a permanecer en el interior de la cabina un largo rato en la que ambos mostrarán lo mejor y lo peor de sus personalidades. Los actores Susana Giannone y Juan Paya, protagonizan un encuentro incómodo y desopilante dirigida por Esteban Prol, quien considera que, como un concepto teatral, estar encerrado es muy bueno. A veces uno puede estar encerrado y sentirse muy libre o al revés, estar encerrado emocionalmente y no poder dar el siguiente paso. Así que es más un concepto que lo que es estar encerrado en un ascensor.

La historia dice que dos extraños quedan encerrados sin luz ni teléfonos, sin ningún tipo de comunicación. La espera se alarga, así que sólo quedan dos opciones: esperar a que alguien los rescate o morir asfixiados mientras intentan dejar de ser extraños. Se trata de dos personajes totalmente distintos, antagonistas cada uno en cómo resuelve su vida y por destino, quedan encerrados. Y lo que pasa es de todo. Porque: ¿qué perspectivas tiene uno para vincularse con el otro?  Como uno tiende a resumir a la otra persona apenas la ve, y somos mucho más de lo que vemos y de lo que aparentamos, a partir de ahí se da este vínculo dispar donde crece hacia un lugar que le suma una perspectiva a cada uno. Un poco hostil también y difícil por la circunstancia que te encierra, más allá de lo que uno se sienta encerrado emocionalmente.

Susana Giannone y Juan Paya.

III Muestra de Teatro Aficionado «Entre Bambalinas»

La Asociación Uno+Teatro presentó el pasado año la pieza «Más Historias en el Ascensor», una obra que lleva realizándose durante cinco años y sigue demandada por el público. Basada en el Libro de Alfonso Zurro 100 Historias en el Ascensor, cuenta diferentes escenas de apenas tres minutos, situaciones absurdas de la vida cotidiana, encuentros de diferentes personajes que hacen reír, emocionar e incluso pensar lo diferentes que llegamos a ser los seres humanos. En un habitáculo estrecho, reducido como es un ascensor y las circunstancias de llegar a alguna parte, con la prisa que el mismo ascensor nos pone en el tiempo reducido a escasos minutos y que a los personajes les parece una eternidad, forzando el diálogo comprometido a terminar cuanto antes ese corto pero desesperante viaje. La intención es utilizar lo absurdo para pasar un buen rato y olvidarnos por unos instantes de nuestra realidad cotidiana.

Un ascensor al infierno de Dante en Medea

El Teatro Real de Madrid ha sido escenario de una versión muy especial de “Medea”, Luigi Cherbubini, una obra muy poco conocida, sobre todo en esta versión que recupera la original francesa. Esta impactante puesta en escena de Paco Azorín, llevó a los actores y al público al infierno de Dante mediante un imponente ascensor industrial.

Medea, que es nombre de mujer, contó en su puesta en escena con tres las mujeres que brillaron con voz propia. La soprano italiana Maria Agresta, en el rol titular, la estupenda mezzo canaria Nancy Fabiola Herrera bordó su papel de Néris, la confidente de Medea, y la tercera del triunvirato fue Sara Blanch, la hija del rey Creón. La soprano catalana tiene todo lo que hay que tener para convertirse en una grande.

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